Discurso do Presidente da República por ocasião da recepção na Câmara Municipal de Salamanca (versão em castelhano)

Salamanca
12 de Julho de 2002


Por una feliz casualidad, Salamanca sucede a Oporto como capital Europea de la Cultura. Es un título que le sienta particularmente bien y ha sabido corresponder con orgullo, con entusiasmo y con creatividad a esta responsabilidad.

Quiero aquí elogiar la ejemplar coordinación de esfuerzos y de talentos de todos los que han contribuido al éxito de esta celebración diaria de la cultura, a lo largo del año, desde las instituciones y organismos oficiales, a las entidades privadas y a la sociedad civil. Y, si me permiten, formular el deseo de que esta fecha no finalice en el 2002. Este tipo de acontecimientos, lo se por propia experiencia, significan un estímulo para nuevas iniciativas, a varios niveles, tanto desde el plano urbanístico, como de los equipamientos, de las infraestructuras o de la cultura.

Las fuerzas vivas de esta ciudad, estoy seguro, sabrán encontrar formas renovadas para continuar afirmando el dinamismo de Salamanca como gran centro cultural que todos reconocemos y aprovechar el impulso dado este año para su constante desarrollo.

La Universidad de Salamanca es el mejor símbolo de la ciudad y uno de los emblemas más admirables de la cultura europea. La justa fama de la que disfrutó desde su fundación la convirtió en un lugar de creación y de transmisión de saberes que atrajo estudiantes y profesores de todo el continente, incluyendo muchos desde Portugal. Las relaciones seculares que siempre ha mantenido con las Universidades más antiguas y prestigiosas de Europa, como las de Coimbra o Boloñaa, prefiguraron el tiempo del conocimiento en red que es hoy en día una de las características que definen nuestra cultura.

Me gustaría subrayar que esta ciudad supo siempre mantenerse fiel a su vocación de apertura, de libertad y de universalidad. Incluso en tiempos más difíciles, de negación y privación de las libertades, Salamanca fue un reducto de saber y conocimiento, por definición libres.

Fue aquí que Miguel de Unamuno pronunció una de las más notables e indignadas intervenciones contra la intolerancia totalitaria, en la célebre réplica al insensato bramido de Millán Astray proclamando la muerte a la inteligencia.

Fue también aquí que el mismo Unamuno desarrolló y profundizó su pasión por Portugal y de este conocimiento de mi país dejó documentos escritos, entre los cuales destaco el notable "Viaje por tierras de Portugal y España".

Contrariamente a la idea mas o menos extendida, hubo siempre españoles y portugueses que se dedicaron, como Unamuno, a contribuir por aquello que es esencial en las relaciones entre los Pueblos - el conocimiento mutuo , sin el cual no hay cabal conocimiento y una visión ajustada del otro. Del lado portugués, permítanme un recuerdo para Miguel Torga, que alimentaba una gran admiración por Unamuno, y al que otro salmantino de adopción, Torrente Ballester, le tenia un profundo cariño y respeto.

Hoy, afortunadamente, somos muchos más los que contribuimos activamente para un mejor conocimiento mutuo. Los salmantinos, habitantes de una ciudad que ha sido siempre un lugar privilegiado del diálogo entre España y Portugal, lo saben muy bien.

La exposición que hoy tuve el placer de inaugurar dedicada a la obra de Grão Vasco - quizás el máximo exponente del arte pictórico luso - pretende ser una contribución de mi país a una Capital Europea de la Cultura a la que queremos de forma muy especial. La afluencia de tantos compatriotas míos a esta ciudad a lo largo de estos meses es la prueba elocuente de ello.

Espero que españoles y portugueses continuemos juntos disfrutando de Salamanca 2002.

Muchas gracias a todos. ! Enhorabuena y felicidades!